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Posted: 2016-12-16T18:20:47Z | Updated: 2016-12-17T00:50:31Z Cronologa de una Infamia | HuffPost

Cronologa de una Infamia

Cronologa de una Infamia
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Editorial Cangrejo

Un ao despus de haber obtenido la libertad, el Coronel (R) del ejrcito de Colombia Luis Alfonso Plazas Vega , narr con detalle la cronologa de sus ms de 8 aos de cautiverio. Plazas Vega fue acusado de ser responsable del delito de desaparicin forzada durante un ataque al Palacio de Justicia, perpetrado por el grupo guerrillero M19 y ordenado por Pablo Escobar el 7 de noviembre de 1985. Para entonces, el Coronel Plazas era miembro activo del ejrcito y estaba a cargo de capturar a los responsables del atentado, rescatar a las victimas y ejecutar la operacin de recuperacin del edificio.

El Coronel Luis Alfonso Plazas Vega recientemente lanz el libro Manteniendo la Democracia Maestro! En el que describe su drama personal y la forma como segn l, en Colombia le fueron violados durante aos todos sus derechos procesales. Hoy cuando cumple su primer aniversario en libertad, Plazas Vega nos comparte una carta que puede interpretarse como la cronologa de una infamia:

LUIS ALFONSO PLAZAS VEGA Weston, Florida 16 de diciembre de 2016.

Hoy hace un ao a las 17:25 de la tarde, termin el cautiverio al que me someti el narcotrfico colombiano durante ocho aos y medio. A esa hora el Magistrado Jos Luis Barcel, Presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, por telfono, personalmente, me manifest que la Sala haba casado la sentencia y por tanto quedaba yo absuelto y en libertad.

Muchas enseanzas nos dejan en esa decisin trascendental. Quedaba comprobado que mi privacin de la libertad haba sido ilegal. Que obedeca a intereses vengativos del narcotrfico y polticos del comunismo internacional, el cual, en Colombia, tiene sus fichas ubicadas en todas las ramas del poder pblico, los organismos de control, la Fuerza Pblica, los medios de comunicacin y el mismo clero catlico, desde hace mucho tiempo. Ha sido un trabajo de filigrana que nadie haba detectado y ahora se est destapando.

Es que los encargados de detectarlo estaban o comprometidos con ese proyecto, o cooptados por los camaradas a travs de la corrupcin. Los organismos de inteligencia son los primeros en llevar la carga del desprestigio por este estado de cosas. Nunca sus dirigentes fueron capaces de entender lo que se cerna sobre Colombia. En el medio castrense, se rumoraba que los miembros de la inteligencia militar se dedicaban a hacer negocios, y a gestionar condecoraciones de orden pblico, que con frecuencia lucen en sus uniformes, sin haber participado en un solo combate. Para remate, es evidente que cometieron crmenes que desprestigiaron a la Institucin a nivel nacional e internacional. El cierre de la Brigada XX de Inteligencia, y el retiro de algunos de sus jefes, por exigencia de los Estados Unidos, dejaron en claro que all no se averiguaba cules eran las amenazas contra la seguridad del Estado colombiano, sino que se aparentaban investigaciones y se eliminaban personas, no siempre vinculadas al terrorismo y el narcotrfico. Es que permitir que una labor de inteligencia se haga con agentes armados, es muy peligroso.

Las actuaciones de la Justicia colombiana, especialmente en los ms elementales niveles, como son la Fiscala y los jueces, constituyen una vergenza para la nacin. La principal caracterstica es que muchos de sus funcionarios, tienen tomadas las decisiones sobre cada caso, desde antes de empezar su labor. Carecen de independencia y de carcter, con frecuencia consultan a sus niveles superiores en qu sentido es que deben producirse los fallos. Esos procedimientos hacen inocua la segunda instancia, atropellan el debido proceso, le eliminan garantas al procesado y culminan en unas aberrantes injusticias. La credibilidad de los colombianos en la Justicia es casi nula. El desprestigio es impresionante.

En los niveles intermedios como son los Tribunales, y en los ms altos, como son las Cortes, todava hay magistrados probos y valientes, pero cada da son menos. Prevalece la preparacin acadmica sobre la tica y la moral. En varios de sus integrantes, las conveniencias prevalecen sobre los valores humanos y la verdad; y ese es el origen de la corrupcin. De ah surge algo muy grave, algo que los ciudadanos de a pie repiten en una expresin comn, demostrando el bajo nivel al que ha llegado nuestro pueblo, debido al mal ejemplo de la clase dirigente. Dicen: el mundo es de los vivos!. Y el trmino vivos hace referencia a los que buscan las conveniencias. All nace la falta de honradez, y la debilidad de carcter, mientras se desestimulan el estudio, el trabajo y el comportamiento individual.

Nos asombra la capacidad de este gobierno para comprar conciencias, pero no nos asombra la capacidad de nuestra gente para dejarse comprar.

Eso habla muy mal de los pastores religiosos, cuya vocacin debera ser la de promulgar la conducta de sus rebaos. Pero, cmo lo van a lograr, si ellos piensan igual?

Ocho aos y medio estuve preso, y recib todos los embates de este sistema que corroe nuestra nacionalidad. Dos parlamentarios uno en 2008, el senador Arenas, y otro en el 2011, el senador Roy Barreras, me propusieron libertad inmediata si aceptaba la amnista. Es decir, si reconoca un delito que no comet. Obviamente se fueron con los crespos hechos. Cuando ped dictar clases, por mi derecho al trabajo, me mandaron un funcionario del INPEC, con un formulario en el cual yo aceptaba la rebaja de penas, como condicin para dejarme trabajar. No lo acept, pues mi peticin de trabajo era por salud ocupacional. Yo no iba a aceptar rebaja de penas, cuando estaba impugnando la pena impuesta, por injusta. El diario de los Santos, con una periodista Angarita, se manifestaba sorprendido por que yo pudiera dictar clases. Y en una reconocida emisora, se preguntaban qu poda ensearles a las nuevas generaciones, un acusado de semejantes horrores? Pues ah est la enseanza: es muy grave, gravsimo para un comunicador, prejuzgar ante la opinin pblica. No me permitieron trabajar.

Sistemticamente me fueron negadas todas las solicitudes de preclusin, de libertad, solicitudes de nulidad, de Cesacin de Procedimiento, y ocho Habeas Corpus. De nada vala impugnar. Mientras el Ministerio Pblico clamaba en todas las formas por la revocatoria de las sentencias, por mi absolucin y mi libertad, las oficinas judiciales hacan lo contrario. Y cada negativa judicial tena una caja de resonancia en ciertos medios de comunicacin. Todo estaba coordinado.

El llamado por la prensa carrusel judicial no es solo para ocupar cargos, sino en muchos casos, para consolidar sentencias. No puedo comprobarlo, pero presumo que el reparto judicial, tambin contiene otro tipo de reparto. En cada recurso, mi proceso caa en manos de unos funcionarios como escogidos para desatenderlo, o atenderlo en la misma direccin. En mi libro Manteniendo la Democracia, Maestro, relato muchas de estas tristes realidades.

Durante ocho aos y medio, entend lo que siempre se ha hablado. En los malos momentos conoce uno a los verdaderos amigos. Para mi fortuna fueron muchos los que estuvieron a mi lado. Algunos todo el tiempo. Otros se cansaron. Las expresiones de no voy a visitarte, porque me parte el alma o te acompao de corazn, fueron muy frecuentes. Siempre las recib como No voy a visitarte, porque no tengo tiempo. Fueron muchos los que, sin ser tan amigos, s estuvieron a mi lado, con el alma partida, pero a mi lado, y con el corazn vibrante cuando me saludaban con un abrazo.

Me ayudaron mucho los mensajes de los nios del colegio Patria, quienes en sus sencillas expresiones me trasladaban el afecto de sus padres y de sus profesores. Dios los bendiga. En la medida en que el tiempo fue pasando, en los ltimos aos, los militares se fueron marginando por temor a las represalias polticas que emanaban de ciertos sectores del mismo mando militar. El comunismo!

Lo ms difcil de analizar es el comportamiento de los medios de comunicacin. Al comienzo me trataron en la forma ms infame. Yo tena cerradas las puertas para defenderme ante la opinin pblica. Una opinin que se sorprenda ante los hallazgos de la Fiscala, la cual haba descubierto que quien manifest defender la democracia en los aciagos 6 y 7 de noviembre de 1985 era un terrible criminal. Ros de tinta corrieron para calumniarme. Nunca un medio como la Revista Semana o el diario El Tiempo, o El Espectador atendieron las mltiples peticiones de rectificacin, que con suficientes soportes les presentaba, luego de sus atropellos noticiosos. La radio era otra caja de resonancia de las calumnias, con excepcin de La Hora de la Verdad del doctor Fernando Londoo. En la televisin, las imgenes de unas personas que salan con vida de las instalaciones del Palacio, resaltadas con crculos rojos, y sealadas como los desaparecidos, en las declaraciones de un seor Ren Guarn, le daban la vuelta a la nacin y al mundo. Mi inteligente mujer, Thania, prohibi que me llevaran malas noticias. Tena razn. El dao moral que me estaban causando era terrible. A la larga termin hospitalizado por una crisis emocional.

Nunca olvidar la entrevista para Televisin que me hizo Claudia Gurisatti, cuando nadie quera hacerle una entrevista a quien era presentado como un terrible criminal. Esa entrevista le lleg al corazn de muchos colombianos.

La prensa escrita no publicaba nada a mi favor. Pero los peridicos universitarios empezaron a visitarme a mi lugar de reclusin. Eran los compaeros de mis hijos, que decidieron contarle al pas la verdadera historia de una persona que ellos si conocan. El mismo que los regaaba cuando se pasaban de tragos, o les daba consejos al igual que a sus propios hijos. Un amigo de uno de ellos lleg a decirme un da: coronel yo hubiera querido ser hijo suyo. No es que l no quisiera mucho a su padre, sino que era una forma de reconocer mi devocin por la formacin de mis muchachos. Las entrevistas de los peridicos universitarios fueron divulgadas profusamente. Agotados los tirajes, circulaban las fotocopias.

Econmicamente nos acabaron. Lo poco que puede tener un oficial del Ejrcito a lo largo de 36 aos de una vida militar exitosa, ahorrando y esforzndose en su desempeo, y luego su trabajo como ciudadano durante 15 aos en cargos muy bien remunerados, toc sacrificarlo en pago de abogados y enorme cantidad de gastos provenientes de tan complicado proceso. Complicado por los mismos funcionarios judiciales, que buscaban un propsito perverso, no la verdad de lo acontecido.

No hubo penurias para mis hijos, porque desde que me desempaaba en la Direccin de estupefacientes, el Presidente lvaro Uribe Vlez me los sac del pas, por amenazas de secuestro puestas de presente, en un Consejo de Seguridad Nacional. El Presidente no quera que yo bajara la guardia en la lucha de su gobierno contra el narcotrfico. Mis hijos se organizaron en el exterior, y yo les prohib volver a Colombia, durante mi cautiverio. El dolor de estar separados de sus padres, estuvo compensado por sus xitos profesionales.

En determinado momento, las cosas empezaron a cambiar. Algunos columnistas de los diarios que tanto me haban atropellado, empezaron a apartarse de la orientacin de sus directores en mi caso. Empec a recibir visitas de periodistas muy serios, algunos de los cuales haban ledo los peridicos universitarios. Y los comentarios de Fernando Londoo en su programa de radio los hacan recapacitar. Eduardo Mackenzie me escribi desde Paris y asumi la defensa de mi caso. Plinio Apuleyo Mendoza me empez a visitar, y nos hicimos muy amigos. Hablamos muchas horas, muchos das. Coincidimos en la forma de ver a Colombia. Lo acompaaba con frecuencia Luis Fernando Castrilln, hijo del extraordinario periodista Hernn Castrilln Restrepo, fallecido hace varios aos.

Poco a poco las pginas de opinin fueron tomando ventaja sobre las noticias falsas. En particular debido a un periodista investigador que investigaba lo que la Fiscala debera investigar y no investigaba. Me perdonan el juego de palabras. Ricardo Puentes Melo, empez a descubrir verdades: no haba desaparecidos, la propia fiscala tena los cuerpos de quienes figuraban como tales, con excepcin de un caso de una seora con la cual Plazas Vega no tena nada que ver. Ren Guarn no era una vctima, era miembro del grupo victimario M-19, desde antes de los hechos del Palacio de Justicia, y toda su familia estaba en indagacin por Rebelin por la Juez 14 superior de Bogot. Sus sealamientos marcados con crculos rojos en los medios televisivos como desaparecidos que salan con vida, resultaron ser personas que nunca estuvieron desaparecidas y que an viven. El desorden en el manejo de los cuerpos de quienes haban sido acribillados por el M-19 y por quienes haba muerto en el incendio generado por el grupo terrorista, era responsabilidad de la Polica Nacional y de Medicina Legal, sin embargo, se investigaba era a los miembros del Ejrcito. Las declaraciones de un Cabo que firmaba como Villarreal, pero que en realidad se llamaba Villamizar, resultaron ser un montaje de la propia Fiscal investigadora. El propio Villamizar las desvirtu. El Ministerio Pblico interrog a Villamizar y confirm el adefesio, puso el grito en el cielo, pero lo justicia lo ignor. Y muchos descubrimientos ms.

Un magistrado del Tribunal Superior de Bogot, Hermens Daro Lara, impresionado por la diferencia entre lo probadamente acontecido, y lo jurdicamente expresado en las condenas, pidi le retiraran todos los procesos y en ao y medio de estudio, desbarat las decisiones de la Juez de primera instancia y sentencin la existencia de una conjura en contra del sindicado. Su valiente decisin fue desatendida por los dos magistrados restantes, ninguno de los cuales ha debido juzgarme, por impedimentos que omitieron. Su salvamento de voto conmovi a la nacin.

El cabo Villamizar apareci muerto en su casa. El magistrado Miguel Roa Castiblanco, rescatado por las tropas de Plazas Vega, y quien se ofreci como Defensor de la causa, se suicid. El general Jos Ignacio Posada, cuya declaracin contribuy a que se descubriera el inserto por parte de la Fiscal, de unas comunicaciones inexistentes, en las grabaciones de radio entre los comandantes militares el da de los hechos, fue llamado a indagatoria en la forma ms absurda. Esto le gener su muerte sbita.

Los medios de comunicacin aterrados con esta pelcula del estilo de Alfred Hitchcock o de los relatos de Edgar Allan Poe, entendieron que lo de Plazas Vega era un montaje, y se pusieron, en su mayora del lado de la absolucin. No todos, claro est. Algunos no logran superar su intencin fracasada, de ver al coronel Plazas Vega confinado de por vida en una crcel, como era el propsito de este vulgar complot, para sacar en limpio la actuacin de los asaltantes del narcotrfico y el M-19. Cierta revista me dio portada cada vez que me fue mal, o me condenaron, pero se abstuvieron de hacerlo cuando me absolvieron.

Hoy se cumple un ao del da en que el Doctor Barcel me comunic mi absolucin. Dios lo Bendiga, a l, a los cuatro compaeros del cuerpo colegiado que lo acompaaron en la justa decisin, al Ministerio Pblico en cabeza de Alejandro Ordoez Maldonado, a los periodistas que lucharon por que se hiciera justicia. A los mandos militares que me hicieron respetar el fuero militar y al doctor Jorge Pretelt que impidi que me llevaran a una crcel comn para sacrificarme. Ah le estn cobrando su actuacin. Al doctor Fernando Londoo le pusieron la ms potente bomba Lapa, pero se los olvid que la vida y la muerte las decide el Todopoderoso, trataban de cobrarle muchas cosas, entre ellas haberme defendido. A mis hijos, nueras y toda mi familia, gracias. A mis amigos que son tantos, pero los ms cercanos, unos pocos; todos ellos a mi lado en tantos duros momentos. Pero por sobre todo Dios bendiga a mi esposa Thania por su sufrimiento, su dedicacin y su amor. Como Penlope, teji el manto de mi absolucin con paciencia y Fe, hasta que logr llegar al puerto de la Casacin y la Libertad.

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