Anclados a la intolerancia

WASHINGTON, DC --- El circo de Donald Trump hizo escala el viernes en Mobile, Alabama, para cerrar con broche de oro una semana de desaciertos de parte del bando de precandidatos republicanos a la nominacin de su partido, que dejan un mal sabor por el rumbo del discurso poltico en esta temporada electoral que apenas comienza.

Trump sigue montado en su caballito antiinmigrante ensandose ahora con ciudadanos estadounidenses de padres indocumentados a quienes llam "bebs ancla", un trmino peyorativo que incluso usaron otros precandidatos republicanos, incluyendo Jeb Bush, quin sabe por qu.

Con su trasfondo familiar y haber sido gobernador de un estado como la Florida, estuvo fuera de lugar no slo que Bush empleara la frase, sino que no se retractara indicando que no conoce otro trmino para referirse a estos ciudadanos estadounidenses. Quienes apoyan su candidatura aseguran que Bush dijo que es el trmino con el cual se "describe" a estos ciudadanos. Sigue siendo un insulto.

Los discursos de Trump, si es que pueden llamarse as, son unas diatribas sin ton ni son donde aparte de rendir culto a su persona, repite palabras y frases incendiarias y se desva a otro tema sin que nunca sepamos exactamente qu propone; excepto, claro est, que construir un muro en la frontera sur y que Mxico lo pagar; que los "ilegales" son criminales, que tienen que irse y slo los "buenos" reingresarn. Todo esto es posible, asegura, con una buena administracin. Son frases y palabras cdigo que tienen la nica intencin de alborotar a lo peor de esa faccin extremista republicana que ve en Trump a su mximo lder.

Elementos como los dos hermanos de South Boston que atacaron a un indigente hispano y que, segn la polica, uno de ellos dijo que Trump tena razn y que hay que sacar a todos los "ilegales" del pas. Trump declar que sus seguidores aman a este pas y son "temperamentales".

Pero esto no es un ataque dirigido nada ms a los indocumentados. Toda esta mala sangre va dirigida hacia los hispanos. Se olvida que hay familias de situacin migratoria mixta; se olvida que tambin ofenden a ciudadanos estadounidenses y a votantes. Olvidan que mensualmente 66,000 latinos cumplen 18 aos de edad y son elegibles para registrarse y votar.

Ese sector republicano recalcitrante se siente amenazado por una realidad demogrfica que para ellos es una pesadilla. El crecimiento demogrfico de los latinos y de otros grupos tnicos le ha cambiado el rostro a este pas, pero en vez de sacar ventaja del potencial que esos cambios suponen, es ms sencillo apelar al prejuicio.

Un artculo del New York Times sobre la escala de Trump en Alabama, cita a uno de los asistentes diciendo que espera que cuando Trump sea presidente diga que "vamos a hacer de la frontera un punto vacacional y costar 25 dlares el permiso y obtendrn 50 dlares por cada muerte confirmada... Eso sera bueno", indic el individuo.

En el 2011 Alabama implement la antiinmigrante ley HB56 que buscaba hacer lo que propone Trump. Los indocumentados y sus hijos ciudadanos estadounidenses se encerraron en sus hogares por pnico a ser detenidos por la polica; otros prefirieron irse y la economa del estado sufri las consecuencias. Cosechas se perdieron y los negocios y el estado sintieron la ausencia del dlar de los consumidores latinos.

Pero los malos hbitos son difciles de romper.

Trump apela a los mismos intolerantes que despotrican contra todo el que luzca "diferente" sin importar si son ciudadanos o indocumentados. Son los mismos que hablan de "valores familiares" siempre y cuando esas familias luzcan como ellos; muchos cargan una biblia bajo el brazo y se congregan cada domingo en iglesias, pero el resto de la semana pisotean las enseanzas bblicas. Son los mismos que defienden la Constitucin si de mantener sus armas de trata, pero no les importa enmendarla para discriminar.

Lo lamentable es la tibieza con que el resto de los precandidatos republicanos y el Partido Republicano han enfrentado a ese sector "bravucn" personificado en Trump convirtindose en cmplices por su silencio. Un sector extremista que no es suficiente para ganar la presidencia, una faccin que sigue definiendo al Partido Republicano entre los votantes latinos y que en toda esta historia es el nico anclado a algo: a su propia intolerancia.