Carta a un ciudadano americano. La revolucin y nosotros que la quisimos tanto

El inicio de los dilogos entre Cuba y Estados Unidos puede no ser muy relevante en EEUU pero es trascendental en el resto del hemisferio. La dinmica que le han puesto los dos gobiernos ayudar a generar una sensacin de inevitabilidad que elevar el costo poltico a los republicanos que quieran mantener las restricciones e imposiciones del bloqueo y de la Ley Helms Burton. En un par de aos tendremos relaciones normalizadas entre Estados Unidos y la isla.

Esa es una gran noticia para Amrica Latina.

Hay quienes dicen que es una validacin del regimen comunista. Por supuesto que no.

Sera como afirmar que la apertura de relaciones con China fue la validacin del rgimen chino. No es validacin. Es reconocimiento de que hay polticas que son ineficaces y que logran lo contrario de lo que buscaban: el bloqueo hizo posible que los Castro se quedaran cinco dcadas en el poder.

Pero en este caso es ms que realismo poltico: es poltica humanitaria.

Cuba sufre, como consecuencia de una poltica equivocada, una dictadura frrea y un bloqueo insensato, una crisis humanitaria tremenda. Los hermanos Castro sern recordados no como los jvenes revolucionarios de los sesenta, sino como los dictadores ms incompetentes de la historia. Y, gracias a la poltica de Obama, Cuba saldr adelante, no porque se lanzar al capitalismo salvaje como algunos piensan, sino porque iniciar su transicin hacia una democracia plena.

En una reunin en Chicago el ao pasado, auspiciada por el Consejo de Asuntos Globales de la ciudad, la bloguera cubana Yoani Snchez, a quien le estaban otorgando el Gus Hart Fellowship, respondi a la pregunta clsica "cul es la Cuba con la que suea?", lo siguiente:

"Quisiera poder estar, dentro de unos aos, con una nieta ma, en un parque, vindola jugar. En un momento dado ella se voltea, sin mayor inters en el asunto, y me pregunta: Abuela, quines eran los Castro? Con eso quiero decir que lo ms importante no es que los Castro se vayan sino su irrelevancia".

En 1986 Daniel Cohn Bendit, ms conocido como "Daniel el Rojo", uno de los lderes ms importantes del levantamiento parisino de Mayo de 1968, escribi "La revolucin, y nosotros que la quisimos tanto". El libro es un recuento del viaje que hace por varios pases -dieciocho aos despus de mayo de 1968- a entrevistar a veinte lderes quienes, como l, defendieron la lucha revolucionaria en las dcadas de los 60 y 70.

Su lectura es fascinante (Anagrama lo public en 1998) porque muestra la mirada retrospectiva de revolucionarios que buscaron construir la utopa muchas veces por medios violentos y terminaron en el camino democrtico, en el escepticismo o en la apata, alejados de la lucha revolucionaria, hastiados y horrorizados de ella.

La utopa ocupa un segundo lugar slo frente a Dios -cualquiera que sea el credo- o las epidemias, como causante de la muerte de millones de seres humanos.

En nombre de la utopa, entre 150 y 200 millones de personas murieron en la Rusia de Stalin, la China de Mao, y la Europa subyugada por Hitler. En nombre de la utopa, aqu en la regin, Chvez destruy el pas con las reservas petroleras ms grandes del planeta y lo dej en manos de unos cleptcratas que lo han sumido en la miseria.

Habra que abandonar la bsqueda de la utopa porque es as?

No lo creo. El pensamiento utpico es el anhelo humano por mundos mejores.

Hay que evitar a los utpicos que militan con su promesa. Pero la utopa es nuestra cruzada por un mundo mejor, nuestro grito desesperado por eliminar la pobreza a travs de mejores instrumentos de generacin y distribucin de la riqueza, nuestra bsqueda permanente de felicidad.

La normalizacin de relaciones entre Cuba y Estados Unidos; el fin del conflicto armado en Colombia; el restablecimiento de la democracia en Venezuela o de la libertad de prensa en Ecuador; en fin, el acercamiento a sociedades ms justas y ms tolerantes, ser posible porque hay gente que sigue pensando en la utopa pero que sabe, sobre todo, que no existe utopa posible que requiera de sacrificar la libertad o la sangre de sus congneres.

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