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Posted: 2015-10-26T15:37:22Z | Updated: 2016-10-26T10:12:01Z El lamento borincano y las elecciones | HuffPost

El lamento borincano y las elecciones

La mala administracin no tiene colores ni estatus, y como colonia, estado o nacin independiente, si eres un mal administrador, igualmente te fastidias.
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In this Wednesday, July 29, 2015 photo, a bronze statue of San Juan Bautista stands in front of Puerto Ricos Capitol as U.S. and Puerto Rican flags fly in San Juan, Puerto Rico. Mired in an ongoing economic crisis the government has tried to boost revenue by hiking the sales tax to 11.5 percent, higher than any U.S. state, and closing government offices. (AP Photo/Ricardo Arduengo)

El pasado jueves el Comit de Energa y Recursos Naturales del Senado condujo una audiencia para discutir la crisis fiscal de Puerto Rico, finalmente una audiencia importante que lamentablemente se celebr el mismo da en que la aspirante a la nominacin presidencial demcrata, Hillary Clinton, testific ante el Comit Judicial de la Cmara Baja sobre la tragedia de Bengazi. Ni preguntemos quin acapar la atencin.

Pobre Puerto Rico mo. Circunstancias familiares hacen que divida mi tiempo laboral entre la Isla y Washington, DC, donde resido hace 23 aos. Hace casi 28 aos que sal de la Isla. Me vi recin graduada de la universidad y con limitadas opciones, por lo que salt el charco buscando otros horizontes.

Ahora que presencio lo que viven mis compatriotas, no desde la perspectiva de una vacacin navidea, sino del diario vivir, la situacin me indigna.

En la Isla, como siempre, todo se ve desde la perspectiva de los colores de cada partido, y nuestro deporte nacional, la politiquera, evita la colaboracin bipartidista que ataje un problema econmico que revent en la presente administracin del gobernador Alejandro Garca Padilla, del Partido Popular Democrtico, pero que se arrastra por aos como resultado de la irresponsabilidad y la corrupcin de administraciones previas de los dos principales partidos, siendo el otro, el Partido Nuevo Progresista, que aboga por la estadidad.

Aparte de la corrupcin, los amiguismos, el despilfarro y la mala administracin, muchos atribuyen la debacle a nuestro indefinido estatus poltico. Como colonia, dicen, no podemos desarrollar relaciones comerciales que redunden en nuestro beneficio o estamos sujetos a leyes federales que nos ahorcan. No soy economista, pero pienso que la mala administracin no tiene colores ni estatus, y como colonia, estado o nacin independiente, si eres un mal administrador, igualmente te fastidias.

Pero la Perla de los Mares est en crisis. A veces uno se olvida. Ve sus hermosas playas, sus centros comerciales y restaurantes abarrotados y uno pregunta, crisis, cul crisis? Pero luego lee o ve las noticias, o habla con la gente en oficinas mdicas o resolviendo asuntos en la calle y ve ms pobreza, una clase media asfixiada y a punto de desaparecer, el xodo de profesionales y sus familias migrando a Estados Unidos por miles semanalmente, negocios cerrados, casas en venta o abandonadas, pueblos deprimidos, ancianos solos porque sus familias inmediatas se van para subsistir.

Tambin se ve esperanza en quienes apuestan a Puerto Rico y permanecen poniendo su granito de arena.

Las responsabilidades son compartidas. El gobierno de Estados Unidos, el Tesoro y el Congreso republicano miran impvidos esta crisis que aplasta a sus ciudadanos mientras meten sus narices en asuntos de otros pases a miles de millas de distancia. A ese Congreso republicano le ocupa ms el bienestar de los acreedores a los que Puerto Rico no puede pagarles. Los mismos que invirtieron sabiendo el riesgo que supona.

En la Isla somos ciudadanos de segunda clase que no pueden elegir al presidente, pero a quienes se les aplican leyes federales, incluyendo algunas leyes comerciales que evitan que salgamos del hoyo; pero no otras, como la ley federal de quiebra, que ayudara a la Isla a reestructurar su deuda.

Pero vienen las elecciones y estos ciudadanos de segunda clase s cuentan en las primarias y los visitan aspirantes de los dos partidos buscando simpatas y, sin ninguna vergenza, dinero de campaa de los sectores privilegiados.

Esos polticos saben que los miles de puertorriqueos que abandonan semanalmente la Isla rumbo a Estados Unidos pueden votar en elecciones tan pronto pisan territorio estadounidense y se registran. Y la mayor parte llega a estados clave en la pelea por la presidencia, como Florida.

Esos puertorriqueos en Estados Unidos dejan familiares en la Isla y se mantienen al tanto de lo que no han hecho la presente administracin demcrata y el Congreso republicano para ayudar a Puerto Rico.

Mientras ambos partidos cortejan ese voto puertorriqueo, tienen mucho que responder.

Qu ser de Borinquen, mi Dios querido.

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