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Posted: 2014-05-14T17:56:10Z | Updated: 2014-07-14T10:12:01Z Que el Mundial lo gane otro | HuffPost

Que el Mundial lo gane otro

Como nunca antes, Argentina cuenta con una generacin de jvenes futbolistas de primera categora para rodear a Lionel Messi, acaso el mejor jugador de todos los tiempos...
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Lionel Messi of Argentina reacts during the International friendly football match Romania vs Argentina in Bucharest, Romania on March 5, 2014. AFP PHOTO / DANIEL MIHAILESCU (Photo credit should read DANIEL MIHAILESCU/AFP/Getty Images)

La Argentina corre el riesgo de ganar el Mundial y premiar as una poltica cuanto menos incoherente y manchada de graves sospechas de corrupcin. Un ttulo de Lionel Messi vendra a esconder dcadas de fracasos debajo de la alfombra y a convertirlas en falsas experiencias de aprendizajes.

A diferencia de otros pases como Espaa o Alemania, la Argentina desperdici su inmenso capital futbolstico de los ltimos aos gracias a una dirigencia mediocre, que se dej someter al poder poltico de turno y que no tuvo nunca un horizonte demasiado claro.

Julio Grondona, mxima autoridad del ftbol local hace ms de 30 aos, le confi los destinos de la seleccin nacional al histrico Alfio Basile, en el eplogo de su carrera, pero luego lo reemplaz por Diego Maradona, con pobres antecedentes como entrenador.

Maradona fracas en la Copa del Mundo del 2010 y fue sucedido por Sergio Batista, otro director tcnico sin antecedentes relevantes como para hacerse cargo de un equipo de ms de 500 millones de dlares.

Como era previsible, Batista estrell a la Seleccin y tuvo que dejar su lugar en manos de Alejandro Sabella, ex entrenador del pequeo Estudiantes de la Plata y ex asistente de Daniel Passarella, un cuestionado director tcnico y ex presidente de River.

Sabella, sin mucho roce en la administracin de grandes estrellas, entreg la conduccin del equipo a Messi y decidi acompaar lo que el crack del Barcelona decidiera. Lgico.

Entre Basile, Batista y Sabella, las diferencias de estilo y personalidades son extremas. Es cientficamente imposible determinar un patrn comn entre todos ellos. Uno es ofensivo, el otro defensivo. Uno es lrico, el otro obsesivo. Uno es amigo de los futbolistas, al otro lo odian.

Sin nada en comn, sus sucesivas contrataciones estuvieron vinculadas ms a una gestin que se cae a pedazos que a la conviccin que genera un plan a largo plazo.

Tiempo

Grondona piensa en resolver el da a da, en sobrevivir una hora ms, en ganar tiempo. A su alrededor, el resto de los dirigentes aplaude cada uno de sus inexplicables cambios de opinin porque le temen y porque les conviene. Todos ellos son beneficiados de distintas maneras: algunos, con dinero para sus clubes; la mayora, con viajes alrededor del mundo y entradas de protocolo para sus familias. Por lo menos.

Aquellos que enfrentaron a Grondona, que desafiaron su autoridad, que lo contradijeron, sufrieron en carne propia la ira del Padrino. Fueron ahogados econmicamente y sus clubes fueron perjudicados deportivamente. Todos, sin excepcin, lo asumieron como reglas del juego y callaron.

El propio Grondona, feroz dentro de su laberinto, es dcil y liviano para aceptar las rdenes del poder poltico, que no hacen ms que profundizar sus contradicciones y licuar los activos del ftbol argentino.

Pero incluso en ese, el peor de los escenarios, la Argentina tiene una chance de ganar el Mundial. Como nunca antes, cuenta con una generacin de jvenes futbolistas de primera categora para rodear a Lionel Messi, acaso el mejor jugador de todos los tiempos.

Sergio Agero, Gonzalo Higuan, ngel Di Mara y Javier Mascherano son slo algunas de las estrellas que irn en busca de la tercera Copa del Mundo para la seleccin nacional. Sin ms argumentos que su propio talento, lo cual es mucho ms que lo que la mayora de los equipos puede aspirar.

As, un triunfo, nuevamente, vendra a consagrar los peores vicios de la peor poltica, sentando un antecedente peligroso mucho ms all del ftbol. Mejor que lo gane otro.

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